Los benineses son uno de los pueblos más acogedores que conozco. Y a los españoles nos quieren con locura. Cada día recibo muestras de cariño, preocupación y solidaridad hacia nosotros y nuestros familiares. Esperan vernos pronto por allí como todos los veranos. Pero si hay algo que no quieren, que no se pueden permitir recibir, es al bicho que tanto ronda por nuestras tierras.
A día de hoy, son solo 5 los países africanos donde no ha llegado la pandemia que tanto está cambiando nuestras vidas. Y aunque las cifras oficiales en otros países, pudieran, a simple vista, no parecer tan alarmante como las que escuchamos en los países del norte, los gobiernos están tomando medidas de precaución y contención de la pandemia.
Tanto es así, que en Benin, con solo 13 casos confirmados y ninguna muerte, ya hace días que se prohibieron los eventos relacionados con el culto, como las misas, y desde este lunes se han cerrado todas las escuelas por orden gubernamental, por 15 días.
Para los niños y adolescentes que recientemente acaban de ser escolarizados, cuanto menos curioso, pensar que una escuela se tenga que cerrar por un virus desconocido, que afecta a los ricos del planeta. Y es que, en el mundo, pero sobre todo en Africa, cada 2 minutos un niño muere por malaria, y cada año se reportan 200 millones de casos nuevos.
Es curioso, cuanto menos, para mi, pensar, que precisamente la cloroquina, una de las drogas utilizadas contra la malaria, se esté administrando con éxito en pacientes con Coronavirus en hospitales españoles.
Esperemos que el calor y la genética ahuyenten al virus malvado que tantas vidas se está llevando en España. Y esperemos que sea así, porque, de expandirse por estos países, con los sistemas sanitarios tan debilitados, las cifras serían catastróficas.
Y es que, solo por dar un dato con el que hacernos una idea, en estos momentos de empatía y solidaridad, sobre el impacto que, de propagarse de la misma manera tendría en Benin, fijémonos en estas cifras del Banco Mundial:
Ni qué decir de número de respiradores, medicamentos o camas… por no nombrar la inexistencia de sanidad pública, gratuita y universal en estos países empobrecidos, donde te cobran el equivalente a 1€ por abrirte una ficha médica en una clínica.
Esperemos, que esta vez no les toque a ellos….
Pero como decía, en nuestra escuelita de Wawata, hemos dado vacaciones a los niños y niñas durante dos semanas. No sin antes darles charlas de sensibilización sobre la pandemia, que por supuesto les servirán para tomar conciencia sobre la importancia de prevención de esta y otras muchas enfermedades. Se han repartido medicinas, como paracetamol e ibuprofeno, por si aparecen síntomas, y mascarillas que llevamos el año pasado como ayuda humanitaria.
Hoy las instalaciones se ven desiertas. Los profesores y el personal de nuestra contraparte Foyer pour Tous seguirán haciendo sus deberes y visitando las aldeas para comprobar que se están tomando las medidas de prevención y confinamiento. Y muy pronto volveremos a ver nuestra escuelita llena de vida, de risas y de niños y niñas con muchas ganas de aprender.
Fuentes:
SOBRE EL IMPACTO DEL COVID-19 EN AFRICA
SOBRE EL IMPACTO DE LA MALARIA:
ESTUDIO SOBRE LA CLOROQUINA:
SOBRE EL NÚMERO DE MÉDICOS Y ENFERMERAS POR PAÍSES